#ElPerúQueQueremos

Dignidad perdida.

Publicado: 2011-04-10

1. Allá en el lejano Noviembre del 2010, cuando todo era felicidad, hice una Convocatoria a todos los que quisieran participar en un vídeo. Fue algo desmesurado de mi parte pues, a fin de cuentas, ¿quién puede tomar en cuenta a un anónimo de internet, uno más?

Pero el llamado no cayó en saco roto y respondieron doce personas. Mis agradecimientos más sinceros a esas personas. No todo está perdido, la verdad.

El resultado lo pueden ver en el vídeo aquí abajo. Copio también el texto completo que les envié para que hagan la locución como sea, en su webcam, en su celular, etc.

2. Al final de este post, la página 1334 de tu Diccionario Modificado Larús, lista para descargar e imprimir. ¡Hay un mundo de bibliotecas y librerías que te esperan, allá afuera!

Veinte años.

Cuando Vargas Llosa ganó el Premio Nobel, pensé en las vueltas que da la vida.

Veinte años después de perder contra Fujimori en las elecciones del 90, el escritor obtenía un triunfo glorioso, universal, mientras su antiguo rival envejece en prisión.

Contento, me dije que el tiempo ponía las cosas en su sitio…

Sin embargo, lo de Vargas Llosa es una excepción a la regla: En el Perú, la vida da vueltas pero casi nada cambia.

Es cierto que en veinte años el país es otro: la tecnología se ha desarrollado a pasos agigantados... los desastres ecológicos también.

Pero como sociedad que somos, cada vez que nos toca participar en la política, ¿por qué parece que el tiempo no avanza?

Si hacemos memoria, hace veinte años hubo elecciones y la derecha presentó una candidatura respaldada por su poderosa prensa. Y aún así la derecha fue derrotada.

Lo mismo ocurrió este año.

Y aquel sorpresivo resultado de hace veinte años se dio en parte porque los ciudadanos estaban hartos de los mismos políticos tradicionales de siempre…

Lo mismo que este año.

Hace veinte años finalizaba el primer gobierno de Alan García y todo el país se juró que jamás elegirían a alguien así otra vez…

Ahora Alan está terminando su segundo gobierno, más poderoso, más soberbio, más impune.

(Y sí, a pesar de la diferencia de físico, es la misma persona.)

A nivel mundial muchas cosas cambiaron en veinte años, pero como sociedad ¿lo hemos hecho?

Hace dos décadas no nos enterábamos de lo que pasaba en otras regiones.

Ahora quizás veamos las noticias, pero tampoco nos enteramos: no nos interesa ni las alegrías ni los sufrimientos de los que no viven en nuestra ciudad.

Hace dos décadas las zonas más pobres del Perú apenas se mencionaban en los medios de comunicación.

Ahora la pobreza es apenas una noticia de cinco líneas en la página 9 del diario (para alegría de los narcos).

Porque la pobreza no es noticia. Nadie los menciona, ni siquiera en nuestras aulas. A menos, claro, que sea época electoral. Entonces todos visitarán a los pobres...

Hace dos décadas nos parecían tan lejanas las noticias sobre comandos subversivos.

Ahora nos indigna, nos hace reclamar sangre, ojo por ojo, para luego olvidarnos del asunto otra vez. Sigue el desinterés, pero hemos añadido el odio.

Después de TODO lo que vivimos con tantas muertes y desapariciones, todavía no hemos aprendido a hacernos la pregunta más importante:

¿Por qué apareció el terrorismo? ¿Por qué sigue apareciendo? ¿Es solamente un disfraz del narcotráfico? ¿Fueron simplemente ansias de poder?

¿O quizás atacaron el país porque se hartaron de no ser tomados en cuenta, de no tener la riqueza que a otros sí llegaba?

Recuerdo los ataques del 11 de Setiembre 2001, en Estados Unidos. Recuerdo el dolor de las personas, y recuerdo que, cuando todos reclamaban venganza y aplaudían la invasión a un país lejano, apareció una persona que amaba mucho a Nueva York, la amaba sobre todas las cosas, y esa persona no pidió venganza ni sangre. Lo único que dijo fue “En lugar de responder con violencia, hay que preguntarnos por qué hay gente que nos odia, qué es lo que hemos hecho mal”.

¿Por qué apareció el terrorismo? ¿Qué hemos hecho mal?

¿Por qué esto no se reflexionó en aquel momento, antes de empezar las matanzas?

Pero ¿cómo pedirle reflexión a ese gobierno de hace veinte años, a ese gobierno de populismo infame que nos llevó al punto más bajo de nuestra economía, a ese gobierno que dos décadas después aún actúa con matonería y que todavía debe responder por varios crímenes más graves que el tren eléctrico?

¿Y cómo pedirle reflexión al gobierno que vino luego, a ese gobierno que elegimos sin un plan, solamente porque nos parecía simpático, a ese gobierno que se aprovechó del poder que le dimos para vestirse de autoritarismo sin límites y denigrar todas nuestras instituciones: la educación, las fuerzas armadas, los símbolos deportivos, los rostros de la televisión, los jueces, los otros políticos?

¿Cómo pedirle reflexión a esos gobernantes si nosotros mismos no lo hemos hecho, si la guerra es noticia vieja, si estamos rumbo al primer mundo, si no estamos para tristezas?

¿Quién recuerda ahora a nuestros muertos?

¿Quién recuerda algo?

Los apristas volvieron a gobernar... Los fujimoristas también pueden volver.

No importan los seres humanos desaparecidos, no importan los millones de dólares desaparecidos, no importan las maletas llenas de pruebas desaparecidas, no importa la dignidad del país desaparecida, dignidad perdida, oculta detrás de una renuncia por fax.

Y nuestro típica esperanza es aguardar por el outsider de turno, el desconocido que aplastará en las encuestas. Por ese outsider votaremos, sin pensar un minuto en las consecuencias.

Y seguimos dando vueltas y vueltas. Pero no nos movemos.

Por una vez, por una sola vez, los que nunca hemos gastado horas estudiando las propuestas de cada candidato, hagámoslo ahora, antes de gastar energías durante años quejándonos como siempre de los políticos de siempre.

Pero contra los que aún deben saldar sus enormes cuentas, contra ellos cerremos filas.

Quizás entonces, de verdad, podamos empezar a creer que estamos camino a ser un país desarrollado.

Porque las inversiones internacionales no son lo más importante para el bienestar de un país.

Porque todavía debemos recuperar nuestra unión y nuestra dignidad.

B.

Haz click en la imagen.


Escrito por

budadenieve

Ayer una estrella. Hoy un agujero negro.


Publicado en

buda de nieve

Ayer una estrella, hoy un agujero negro.